El inicio de esta ruta en la Sierra de Segura la iniciaremos en la localidad
de Chiclana de Segura y la terminaremos en
la fría y alta población de Santiago de la Espada.
Pero la excursión merece la pena, por el paisaje (no
olvidarse la cámara de fotos), los monumentos, la
gastronomía, la naturaleza, la flora, la fauna, el
deporte al aire libre y sobre todo sus gentes. Vamos
a cruzar toda la Sierra de Segura, que a su
vez forma parte del Parque Natural de las Sierras
de Cazorla, Segura y Las Villas.
Las
comidas tradicionales que nos encontraremos son: los
andrajos, migas de pan y harina, gachamigas, potaje
de verdura, gazpacho, pipirrana, etc. En repostería
tenemos roscos fritos, bollos con matalauva,
tortas de garbanzos, bollos de aceite, picatostes
y torrijas. Recordamos al viajero que estamos
en la Denominación de Origen Protegida Sierra de Segura, aquí se produce uno de los aceites de oliva virgen extra mejores de España. Todos los platos
tienen en común este alimento. Auténtica joya gastronómica.
También
podemos adquirir artesanía de forja, mimbre, madera,
esparto o telares.
Como
ya hemos dicho iniciamos la ruta en el pueblo de Chiclana de Segura visitando sus monumentos y a continuación
nos dirigimos a Beas de Segura. Pero primero
visitaremos la localidad de Arroyo de Ojanco.
En esta aldea tomamos el desvío hacia Fuente Buena,
población situada a cuatro kilómetros, y justo en
el cruce de
carreteras
es conveniente parar el coche. Allí existe un pequeño
puente y un sendero a la izquierda donde nos topamos,
a unos 15 metros de distancia, con el olivo más grande de la provincia de Jaén, un ejemplar
único y maravilloso que se encuentra incluido en el Libro Guinnes de los Récords por su espectacular
tamaño y grandiosidad. Algún año ha dado 700 kilogramos
de aceitunas.
Antes de llegar a Beas de Segura vemos que el pueblo está rodeado de
cerros, plantados por olivares, se estima que hay
millón y medio de olivos. Si visitamos el pueblo el
día de San Marcos (24 y 25 de abril) veremos
correr por las calles a los famosos Toros Ensogados.
Podemos reponer fuerzas en algún restaurante con el
carácter recio y voluminoso de sus guisos. Si es Semana
Santa disfrutaremos con los numerosos y ricos
pasos procesionales.
Proseguimos
nuestro camino con fuerzas renovadas y nos dirigimos
a Hornos. Un pueblo-fortaleza, declarado
Conjunto Histórico-Artístico. Se encuentra
en lo alto de un acantilado rocoso rodeado de olivares.
La villa conserva su trazado antiguo con callejuelas
(reflejo de su pasado musulmán), especialmente el
barrio Parchel. El Mirador del Aguilón y el Mirador de la Puerta Nueva, son unos magníficos
balcones para divisar el Pantano del Tranco y la Sierra de Segura.
De
la época romana quedan numerosos restos de lápidas,
monedas, piezas cerámicas, etc. que podemos visitar
en el yacimiento de La Laguna.
A
continuación nos dirigimos a dos pequeñas poblaciones Pontón Alto y Pontón Bajo que juntas forman Pontones. El paisaje es muy agreste. El nacimiento del río Segura tiene lugar a cinco kilómetros
del pueblo. Cerca del nacimiento se encuentra el yacimiento
arqueológico de la Cueva del Agua.
Por
fin llegamos a la localidad de Santiago de la Espada, que junto
con Pontones forma el municipio Santiago-Pontones.
La población
se encuentra muy alta y sufre inviernos muy fríos
con frecuentes nevadas.
Los
barrios son de un gran tipismo. Se conserva la afición
por el juego de los bolos y el baile de jotas serranas.
Antes
de terminar decir al viajero que este gran municipio
lo forman unas 30 pequeñas aldeas. Invitamos a que
provistos de un buen mapa las visite, muchas tradiciones
aún se conservan pero sobre todo disfrutaremos de
la naturaleza y la gastronomía de la Sierra de Segura, haciendo hincapié en el cordero
de raza segureña. Feliz estancia… Y no se olviden
de llevarse unas botellas de aceite con Denominación
de Origen Sierra de Segura.